¿Por qué HABITARE?
La etimología latina del verbo habitar es HABITARE, que comprende los tres tiempos: pasado, presente y futuro. Por lo que entendemos este término como "morar permanentemente".
El Padre siempre dió el primer paso para establecer comunicación con su pueblo. Buscaba, incansablemente y a pesar de su infidelidad, habitar entre los hebreos.
Siglos después, Dios mismo se hizo carne para habitar entre nosotros. Se hizo aún más cercano para dar a conocer en mayor profundidad sus deseos y voluntad, nos hizo parte de su plan.
Hoy habita en nosotros por el Espíritu Santo, nos considera su casa y para habitarnos toma la iniciativa, nos aleja del pecado y nos conduce hacia la santidad.
Nuestra fe está fundada en el Dios que quiso habitar entre su pueblo y lo intentó una y otra vez, en el Espíritu habitando su Iglesia y perfeccionándola hasta el día de su venida y en el futuro glorioso cuando le veremos cara a cara.
HACEMOS HABITACIONES DEL CIELO EN LA TIERRA, HASTA QUE TODA LA TIERRA SEA SU HOGAR.